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NO PERDAMOS LA ESPERANZA

El país somos nosotros

El presidente de la UCIM emitió una carta en relación a los últimos hechos acontecidos en el norte del país y en nuestra provincia.

SOCIEDAD MENDOZA

El país, no hace falta que lo digamos, se encuentra en una situación endeble. Seguimos perdiendo credibilidad, negocios internacionales, prestigio, posiciones hacia afuera y calidad de vida, confianza, valores, esperanzas, hacia adentro.

Argentina hoy se encuentra envilecida: no hace falta más que ver las noticias que estas semanas nos llegan desde Chaco, Jujuy y también, lamentablemente desde nuestra provincia, para comprobarlo.

La política fue la protagonista, lamentable protagonista, de conflictos que incluyeron muchas manifestaciones, violencia, idas y vueltas constitucionales, reclamos, negocios particulares e instituciones destrozados, personas heridas, municipalidades intervenidas y hasta un femicidio.

Mientras, los ciudadanos comunes nos encontramos remando contra la corriente: pymes, trabajadores, empleados, trabajando y haciendo el esfuerzo de no bajar los brazos, perdiendo la capacidad de asombro y buscando obstinadamente resistir a condiciones cada vez más adversas.

A través de esta reflexión pretendemos realizar un llamado de atención: Tenemos que hacer algo más por el país, necesitamos cambiar este rumbo decadente.

Como ciudadanos, no estamos haciendo lo suficiente. Estamos tan caídos sin reacción, cansados, resignados

Los empresarios acostumbrados a "administrar la miseria" y aún peor, temerosos de perder esa miseria y los trabajadores que, aunque estén registrados, son pobres y buscan otros trabajos para poder llegar a fin de mes.

Los políticos a nivel nacional, hoy (con honrosas excepciones, que las hay) han perdido la capacidad de liderar y conducir los destinos de nuestro país. Nos han llevado a un callejón sin salida. Apenas buscan llegar al fin de la gestión para la que fueron elegidos, manteniendo un mínimo de gobernabilidad. Esto porque, entre otras cosas, quisieron llevar al Estado al centro de la escena: protector, benefactor, empresario y director del rumbo económico.  Modelo que ha fracasado incansablemente.

Necesitamos un Estado mínimo, que cumpla eficientemente las tareas que se esperan de él, un estado moderno, promotor de la empresa grande, mediana y pequeña, las que generarán riqueza y empleo, hacia adentro y dólares, cuando comercien con otros mercados. Grandes soluciones para nuestra realidad.

Todos, hemos permitido y hemos colaborado, expresa o tácitamente, por acción u omisión, con el vaciamiento espiritual y material del país. La vida de algunos ciudadanos no vale nada, los niños pobres no significan nada para algunos dirigentes que buscan llenar cargos y bolsillos. Volver y volver a repetir la historia y los errores, cíclicamente parece no importar. Estamos librados a los vaivenes del mundo, los dirigentes ineptos y nuestra propia apatía.

El 2023, es un año electoral y esto nos exige reflexionar para renovar nuestras esperanzas.

Los argentinos tenemos buena madera. Sabemos que solo la gente que trabaja obtiene resultados. La honradez, el estudio, el mérito, la perseverancia, la pericia y el conocimiento, son atributos que sabemos esgrimir, que nos permiten sobrevivir a tanto caos.

Los ciudadanos somos lo importante, nosotros somos el fundamento del país. No los cargos, no el "poder", no los apetitos de algunos o los egos de otros.  Sabemos cómo hacer nuestro trabajo y debemos exigir que se respete ese conocimiento y nuestros derechos básicos

No podemos dejar que unos pocos impongan miradas de la vida, cuestionables valores, manejos poco transparentes. Ya perdimos demasiadas libertades, derechos y comodidades. Nos olvidamos de la importancia del trabajo y el esfuerzo, de la posible movilidad social, del crecimiento humano y social y de la certeza de un futuro mejor.

No permitamos que solo el ansia de poder guíe los destinos de nuestra patria

Enseñemos a nuestros jóvenes la importancia del estudio y el trabajo. Enseñémosles sobre nuestra historia, nuestros héroes ejemplares y sus logros, sobre cómo es una vida digna. Reconstruyamos nuestros lazos sociales familiares, ayudemos a los que no tienen a conseguir y valorar el trabajo, eduquemos y convivamos en comunidades solidarias.

No perdamos la esperanza. Será de abajo para arriba, si no se puede de otra forma. Construyamos una sociedad decente de la que saldrán dirigentes comprometidos y dignos. Así, sabremos que todavía somos humanos con valores y sueños y que podemos, en sociedad, ser mejores. 

 

Daniel Ariosto

Presidente de UCIM

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