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TRES VECES CAMPEÓN

Pequeñas Sabidurías del Fútbol Argentino: El mediocampo (PARTE 7)

Diario Mendoza comparte, en exclusiva, fragmentos del libro "Pequeñas Sabidurías del Fútbol Argentino" del escritor mendocino Pablo Rolando Marianetti que repasa consideraciones futboleras "que hasta el 2022 permanecían olvidadas".

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Las zonas del campo de juego son tres, área propia, mediocampo y área rival. Y como el fútbol es simple, se divide un equipo también en tres, defensa, mediocampo y ataque. 

De nada vale dividirlo en cuatro o en cinco, diciendo que jugamos 4-3-2-1, o 3-3-2-2 hasta 2-2-2-2-2. 

En el colmo de la ironía puedo decir que un gran dibujo táctico sería 1-1-1-1-1-1-1-1-1-1, lo cual es posible, porque los dibujos tácticos no tienen por qué estar alineados como formación militar. La cancha tiene cien metros de largo y en algún momento podemos tener la formación 1-1-1-1-1-1-1-1-1-1. 

Pero vamos a los dichos más usuales, por ejemplo algunos dicen que juegan 4-3-1-2. En este caso, si ese “1” se ubica cerca de los dos delanteros, se trata de un 4-3-3. 

En el 4-3-3 se juega con dos wines y un delantero que hace de pivot entre ellos y luego avanza de frente al arco contrario, de cara al gol.

Si en cambio ese “1” está cerca de los mediocampistas a modo de “enganche”, término que define un nexo entre el mediocampo y el ataque, se trata de un mediocampista creativo y ese dibujo debe llamarse 4-4-2.

Entonces, para evitar eufemismos y organizar el dibujo táctico hablaremos de tres líneas, tal como la tradición define: defensores, mediocampistas y delanteros. 

Así, a lo largo de los años se discutió acerca de cuál de estas tres zonas resulta más importante para definir el resultado de un encuentro. Aparecen conceptos tales como. 

“Triunfa el equipo que gana el mediocampo”

(FALSO)

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Lo Celso, Paredes, De Paul

“El partido se define en las áreas”

(FALSO)

Intentando comprender cómo ganar en este juego maravilloso que es el fútbol y así prepararse, se cometen estos desaciertos. Porque esta contienda entre once contra once hombres, nos sorprende con su simple sabiduría. El dilema se resuelve si entendemos que en cualquier sector de la cancha, la acción de cada jugador, sea cual fuere su puesto, puede definir un partido en un momento dado del juego. 

Quizás, la jugada clave vino de un tiro de esquina que capitalizó el nueve y convirtió. O tal vez de un saque lateral derivado de un rechazo rival, o de una corrida de cincuenta metros que nadie esperaba por parte de un defensor que tras atravesar el mediocampo pisó el área y remató cruzado como el mejor delantero. 

Pero ya que en este capítulo tratamos sobre el mediocampo, veremos esta otra sentencia. 

argentina campeon copa america 2022
Argentina campeón Copa América 2022

“El medio necesita jugadores de toda la cancha”

(FALSO)

El mediocampo necesita mediocampistas, ni más ni menos. Y existen de dos clases de mediocampistas: los de creación y los de contención. 

Todo equipo necesita en su mediocampo dos y dos, es decir que todo equipo necesita cuatro jugadores en esta zona de la cancha. 

Se puede jugar con tres, digamos que aquí no está con todo rigor “contraindicado” como en el caso de la defensa. 

Para ello necesitaríamos un gran cinco de contención, un gran diez creativo y un ocho muy batallador que ayude a contener y además de crear.

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Gallego y Ardiles (ángulo inferior izquierdo), campeones del mundo 1978

Por ejemplo, en el 78, el 8 Ardiles ayudaba al 5 Gallego a defender, pero también al 10 Kempes a crear. En el 86,  el 8 Burruchaga ayudaba al 5 Batista pero también al 10 Maradona. (Aclaro que no me refiero los números usados literales sino a los que correspondían a su función). 

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Jorge Burrucha, en el gol durante la final ante Alemania en México 1986

Sin embargo, para asegurarnos un campeonato, conviene que los mediocampistas sean cuatro. De hecho, aquellos dos ejemplos mencionados se reforzaron con un integrante más en el medio, que cumplía las funciones de lo que yo llamo “doble 8” y me gusta más que decirles “doble 5”, porque suelen colaborar en defensa pero también pueden sumarse en ataque. 

En el 78 se sumó Larrosa a Ardiles, Gallego y Kempes, y en el 86 se sumó Giusti a Burruchaga, Batista y Maradona. Y finalmente integraron así los mediocampos titulares, dejando sólo dos delanteros, y no tres,  en el 78 por lo general los delanteros fueron Luque y Bertoni (o Houseman) y en el 86 Valdano y Pasculli (o Borghi).  Por eso decimos que jugaron 4-4-2.

En el mediocampo el ancho de la cancha siguen siendo setenta metros, pero aquí estamos más lejos de los arcos y debemos ser más elásticos, para estirarnos en ataque y contraernos en defensa. 

            Si ponemos en tres jugadores en el medio contra tres rivales “empatan”, pero si el rival pone cuatro o cinco “pierden”.

            Si ponemos cuatro jugadores en el medio contra tres rivales “ganan”, pero si el rival pone cuatro o cinco “empatan”.

            De ello deriva que la cifra conveniente es 4. 

Al presentar un 4-4-2 el rival puede jugar igual o bien  oponernos un 3-5-2, o un 4-3-3, o un 3-4-3 o un 2-5-3, o cualquier dibujo táctico que el más sólido será el nuestro. 

Sobre el dibujo 4-4-2 oirán algunos comentaristas desacreditarlo con adjetivos tales como “conservador”, “mezquino”, “defensivo”, “resultadista”, “especulativo”… Argumentando que conviene arriesgar para ganar y proponiendo cualquier otro dibujo. Pero nuestro buen fútbol, el más bonito, el que mejor se despliega, el más ofensivo, se construye a partir del orden y la seguridad de un dibujo sólido donde la pelota la tienen nuestros jugadores. En ese clima nuestros creativos desarrollan mejor sus maravillas individuales.  En situaciones desesperadas, en cambio, nuestras chances quedan más libradas al azar. 

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Leandro Paredes

En 2022 confirmamos y volvimos a vivir el éxito de un 4-4-2. Por que el hermoso dibujo 4-3-3 de la “Scaloneta” contaba con un delantero, un puntero derecho, un 7 magnífico que los años, la experiencia, y las necesidades de nuestra selección, fueron transformando en un 10, un mediocampista creativo. Hablamos del gran Lionel Messi. 

Así, nuestro capitán bajaba a jugar en el medio y transformaba nuestro 4-3-3 todo el tiempo en un 4-4-2, clarito. 

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Lionel Messi

La diferencia positiva que logró Scaloni respecto de los técnicos anteriores que lo dirigieran en la selección, fue liberarlo más en ataque, gracias a la ayuda para el armado que podía encontrar en sus compañeros De Paul, Fernández, Paredes o Mac Allister. Messi aparecía en tres cuartos de cancha y no en el círculo central, donde se diluía su eficacia goleadora. 

 El “enganche” no fue necesario en ninguna de nuestras selecciones campeonas, porque contamos con dos creativos en todas ellas, uno por izquierda y otro por derecha. Kempes y Ardiles (78), Maradona y Burruchaga (86), Messi y De Paul (22). 

Los que llevaban la camiseta diez fueron los más destacados, pero que cumplían la función del ocho resultaron fundamentales en los partidos donde nuestro diez estuvo mejor marcado por el rival. Estas duplas, en nuestro fútbol, jamás podrían reemplazarse con un solo “enganche”, porque al rival le basta anticiparlo para cortar nuestro circuito ofensivo. Por lo tanto necesitamos dos mediocampistas creativos, el diez y el ocho. Dos que piensen las jugadas de ataque, dos “cerebros”, uno por izquierda y otro por derecha. Y cualquiera de los dos puede aparecer por el medio como un enganche o un centro delantero pivot en determinado momento. Porque los creativos corren la cancha en diagonal, sorprendiendo y aprovechando los espacios por donde otros no pueden ingresar, gracias a sus gambetas. 

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Diego Armando Maradona

Kempes del 78, Maradona del 86, Messi del 22, utilizaron diagonales para hacer la diferencia. 

Los mediocampistas creativos son los únicos que tienen derecho a perder el balón a veces, pues al crear pueden equivocarse. La mayor parte de sus energías se dirige a crear y no a contener. Pueden recuperar el balón al volver, sí, pero en ellos será una función secundaria. 

Estas recordadas duplas creativas de nuestros campeones,  Kempes  y Ardiles; Maradona y Burruchaga;  Messi y De Paul; debemos decir que tuvieron sus antecedentes en aquellos clubes argentinos que ganaron campeonatos Nacionales, Metropolitanos, Copas Libertadores y hasta Intercontinentales. 

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Norberto Alonso

Norberto Alonso y Juan José López en River Plate, Carlos Babington y Miguel Brindisi en Huracán, Ricardo Bochini y Daniel Bertoni en Independiente de Avellaneda, Walter Colombati y Rubén Paz en Racing Club, Osvaldo Potente y Juan José Benítez en Boca Juniors, Christian Bassedas y José Basualdo en Vélez Sarsfield…  vamos a encontrar duplas creativas de mediocampo en todos los equipos campeones. 

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Rubén Paz en Racing Club

Y también hubo memorables duplas creativas en las distintas selecciones argentinas que obtuvieron los campeonatos Mundiales Juveniles: Diego Maradona y Juan Barbas en Japón 1979, Ariel Ibagaza y Gastón Coyete en Qatar 1995, Juan Román Riquelme y Pablo Aimar en Malasia 1997, Leandro Romagnoli y Andrés D´Alesandro en Argentina 2001, Lionel Messi y Fernando Gago en Holanda 2005 y Sergio Agüero y Ángel Di María en Canadá 2007. 

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Ángel Dimaría

Todos los equipos campeones nos brindarán ejemplos. 

En dichas duplas quizás haya permanecido en la memoria del hincha el más brillante, quien fuera “la estrella del equipo”, mientras que el otro creativo esté opacado en el recuerdo. Sin embargo, ambos jugadores contribuyeron de manera esencial para obtener aquellos torneos. Sostengo esta tesitura porque un equipo campeón necesita de dos salidas creativas desde el medio… Uno por derecha y otro por izquierda. Un enganche no alcanza. 

Los mediocampistas de creación son aquellos jugadores que paran la pelota, hacen la pausa, piensan y generan jugadas ofensivas, y cuando no prosperan vuelven a empezar. Están destinados a lucirse  cuando tienen éxito, sus jugadas de lujo, sus gambetas, sus goles y sus asistencias de gol los llevarán al podio. 

Sin embargo, ahora nos referiremos a dos menos habilidosos en apariencia que sin embargo resultan igualmente necesarios para un equipo campeón que los cracks mencionados…A esos otros dos los llamaremos “mediocampistas de contención”, menos vistosos pero tan útiles como los “creativos”. 

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Ricardo Enrique Bochini

Como diría Carlos Bilardo: “ Tengo a  Maradona, Tapia, Bochini y Trobiani… pero si pongo los cuatro juntos…  ¿Quién corre? ” 

Bueno, los mediocampistas de contención son los que corren a veces más que los mediocampistas creativos, porque deben alcanzar al rival con velocidad y contenerlo con su oficio para el quite, sin cometer faltas, imponiendo despliegue y su firmeza. Ellos recuperan la pelota cuando se encuentra en poder de los jugadores contrarios, ya sea porque éstos salieron jugando desde su campo o porque nuestro equipo la perdió. 

Ellos también deben ser dos, nos referimos en general aquí al cinco y al “doble cinco”, a quien como señalaba con anterioridad, prefiero llamar “doble ocho”.

El cinco, se considera en Argentina una posición más defensiva que ofensiva, a diferencia del fútbol alemán, por ejemplo, donde existe un cinco armador de juego. Nuestros cinco clásicos, aquellos baluartes de nuestra selección como Américo Rubén Gallego en 1978 y Sergio Batista en 1986. Los hinchas de Boca y River en los años setenta  mencionarían al “Chapa” Suñé  y “Mostaza” Merlo, respectivamente, como ejemplos.

Estos cinco clásicos resultan fundamentales para contener  la creación ofensiva rival en el mediocampo, recuperando la pelota, trabando y quitando para devolverla a nuestros mediocampistas creativos la mayor parte de las veces. Así cuando le tocó ser Técnico a Daniel Passarella pensó en poner un “doble cinco”… Porque debió considerar que resulta muy difícil defender en el centro de la cancha con tanto espacio alrededor por donde pueden escapar los rivales con el balón en su poder. Pero el cinco argentino se ha concentrado en dicha tarea, por ello no es un generador de juego ni un armador como el cinco alemán o el inglés. 

claudio marangoni
 

Si bien nuestra historia incluye algunos cinco que además de defender bien han sido armadores de juego también, tales como Claudio Marangoni, Fernando Redondo o en nuestros días el joven Enzo Fernández, en general y más allá de estas honrosas excepciones, las características de nuestros número cinco célebres han sido más defensivas que de virtuosos armadores de juego. Entonces, el tiempo y lo visto en nuestros mundiales, más que un doble cinco exclusivo de contención el refuerzo que nuestro equipo requiere es un “doble ocho”, que refuerce la contención ayudando al cinco y arme juego en ataque con el diez, tareas que cumple el ocho original. 

Eso ocurrió nuestras selecciones campeonas del mundo, la de 1978 tuvo a Omar Larrosa (“doble 8”), completando el cuarto mediocampista con Ardiles (8), Gallego (5) y Kempes (10). En 1986 fue Ricardo Giusti (“doble 8”), el cuarto del medio junto a Burruchaga (8), Batista (5) y Maradona (10). En el 2022 fue Alexis Mac Allister (“doble 8”), junto a De Paul (8), Fernández (5) y Messi (10).   

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Rodrigo De Paul

El 8 original puede resultar creativo, casi tan hábil como el diez, y defensivo al mismo tiempo, casi tan firme como el cinco. Y actúa según la necesidad del equipo, ataca o defiende en determinado momento del juego. Así jugaban Juan José López en River Plate,  Jorge José Benitez en Boca Juniors, José Basualdo en Velez Sarsfield, Jorge Burruchaga en Independiente de Avellaneda,  Miguel Ángel Brindisi en Atlético Huracán, Rubén Paz en Racing Club…Y tantos otros jugadores “ocho” que desempeñaban funciones de ataque y defensa casi siempre por su derecha en el mediocampo. Atacaban y defendían, de manera excelente, ayudando al diez a crear y al cinco a contener.  Pero un día necesitaron que bajara uno de los wines a ayudarles en dichas funciones, y se impuso el 4-4-2. Porque jugar con dos wines y un centro delantero en un 4-3-3, daba más demasiadas ventajas.   

Durante el mundial 1978 jugamos los tres primeros partidos con tres mediocampistas y tres atacantes, un claro dibujo de 4-3-3 como jugaban en los setenta casi todos los equipos. Kempes estaba adelante jugando de once, de diez al medio empezó Valencia, Gallego de cinco y Ardiles de ocho. Pero en los partidos siguientes Menotti advirtió que el esquema no sería suficientemente sólido y probó sacando a Valencia y poniendo a Kempes de diez, bajó uno de los wines, y lo puso a organizar con su creatividad, desde el mediocampo. Y dejó un solo win arriba que podían ser Oscar Ortiz por izquierda o Daniel Bertoni por derecha. Y el nueve infaltable que fue Leopoldo Jacinto Luque, sólo dos delanteros netos. Pero tampoco fue suficiente, porque sobraba creación, ya que Valencia era un gran diez, o Alonso en sus reemplazos también.

Faltaba contención. A pesar de sus estoicos desempeños Gallego y Ardiles necesitaban ayuda. Entonces puso al grandote Ricardo Villa en el medio para ayudar a contener y con cierta habilidad para atacar. Pero al partido siguiente se decidió por Omar Larrosa en esta tarea, también robusto y algo más veloz para subir al ataque, quien quedó de titular hasta la final.

Esa es la función que llamo “doble ocho”. Así, con 4-4-2, ya no volvimos a perder como contra Italia en la primera ronda  y pudimos ganarle a Polonia, empatar con Brasil, golear a Perú y ganar la final contra Holanda.  Sumando un doble ocho y sacando un win. Considero que de otra manera no lo hubiéramos conseguido. 

Omar Larrosa ayudó en esos últimos partidos a Américo Rubén Gallego en defensa y a Kempes en ataque jugando, igual que Ardiles, como un segundo ocho, según las necesidades y circunstancias del juego. 

De igual manera durante el Mundial 1986 Carlos Salvador Bilardo armó un 4-4-2, pero esta vez más desde el inicio, y durante los siete partidos que disputamos. Y en los mundiales siguientes todas las selecciones europeas jugaron con el dibujo táctico 4-4-2, hasta Rumania que nos dejó afuera en 1994, después de la descalificación del Diego. Ya para el mundial de Francia 98 todos hablaban de que había que jugar con “doble cinco” para contener en el mediocampo, y por eso se decía que el 4-4-2 era un esquema defensivo. 

Pero lo que hicieron nuestras tres selecciones campeonas es jugar con doble ocho. 

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Como verán una vez se confirma que existen más coincidencias que diferencias entre las sabidurías de César Luis Menotti, Carlos Salvador Bilardo y Lionel Sebastián Scaloni, que diferencias. Y éstas coincidencias son las que debemos atesorar, de ellas debemos aprender para el futuro recordando estas pequeñas sabidurías olvidadas del Fútbol argentino, que podían ayudarnos a obtener un nuevo campeonato mundial. 

Lionel Scaloni las aplicó porque su doble ocho fue Mac Allister, su diez Messi, su cinco Fernández y su ocho De Paul, así formó con 4 en el medio también dentro de un 4-4-2. 

boca campeon intercontinental 2000
Boca Campeón Intercontinental 2000

En los años noventa quien lo había comprendido a la perfección era Carlos Bianchi, que no llegó a entrenar nuestra selección aunque sin duda lo merecía. Él aplicó el dibujo táctico 4-4-2 en sus equipos, y la mayor parte de estas sabidurías sosteniendo la simpleza del fútbol y ganando dos copas internacionales de clubes con Vélez Sarsfield y Boca Juniors, respectivamente. 

Recuerdo que Bianchi probó jugar con línea de tres en defensa dos veces dirigiendo Boca, y tuvo la suerte de perder ambos partidos… Confirmó entonces su 4-4-2 no volviendo a insistir con el dibujo táctico 3-5-2 jamás. Y volvió a obtener la Copa internacional que lograran con Vélez pero esta vez con Boca en el 2000 y en el 2003. 

Así el dibujo táctico ideal queda definido en este capítulo y se trata del “4-4-2”, el cual por supuesto no es obligatorio… Salvo que nuestra intención sea ganar el Campeonato del Mundo. 

 

“El dibujo táctico ideal es 4-4-2”

(VERDADERO)

Reproducción del Capítulo Cuarto del libro "Pequeñas Sabidurías del Fútbol Argentino" escrito por Pablo Rolando Marianetti.

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