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Del ring al exilio: La amistad entre Pascualito y Perón

Una gran amistad unió a un presidente y a un campeón mundial de box. Los destinos los cruzaron residiendo en República Dominicana. Pascualito Pérez retribuyó a Perón en tiempos difíciles.

Perón con Pascualito Pérez

Las vueltas de la vida los hizo vivir como vecinos fuera de Argentina. Uno había sido presidente. El otro era campeón mundial de box. Así Juan Domingo Perón y el mendocino Pascual Pérez tuvieron encuentros que marcaron la vida de ambos. 

Como presidente de la República Argentina, Perón le regaló una casa a Pascualito por haber ganado la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de 1948. Y el boxeador mendocino, años después, como campeón mundial le regaló todos los dólares recibidos por una defensa del título cuando Pérón estaba exiliado.

Perón con Pascualito Pérez
El mendocino Pascual Pérez

Los Juegos de Londres 1948

La Segunda Guerra Mundial no le permitió al Comité Olímpico Internacional realizar los Juegos Olímpicos en 1940 y 1944. Y Londres organizó los de 1948 interrumpidos desde Berlín 1936 en pleno auge de la política nazi que gobernaba Alemania.

Desde 1946 en Argentina gobernaba el general Juan Domingo Perón, que incentivaba el deporte y le dio un gran apoyo a la delegación nacional para la nueva intervención olímpica. Viajaron en barco 323 personas, entre los que iban dirigentes, jueces, entrenadores, cocineros y colaboradores, los deportistas era 242.

En el equipo de boxeo iban 4 mendocinos. Pascual Pérez y Cirilo Gil como titulares, y los suplentes Manuel Martínez y Luis Rosales. Y en el equipo de atletismo viajó Eusebio Guíñez, un especialista en carreras de fondo.
Guíñez, el 7 de agosto de 1948, terminaba en el 5° lugar de la maratón en una desgastante carrera que ganó otro argentino, Delfo Cabrera, consagrándose en el estadio de Wembley.

Pascual Pérez nació en el seno de una familia de trabajadores viñateros en el Valle de Uco, en Tupungato (4 de abril de 1926), era uno de los nueve hermanos. Desde niño les ayudó en el trabajo de la viña a su padre y sus hermanos mayores. La familia se trasladó a Guaymallén y en 1942, a los 16 años, se inició en el boxeo, en el Deportivo Rodeo de la Cruz, dirigido por Felipe Segura, mostrando desde un primer momento “una gran habilidad y un fortísimo golpe, inusual en boxeadores de pesos livianos”.

Ese chiquitito, según decía su primer entrenador: “Sabía resolver situaciones sobre la marcha sin esperar la terminación de un round para que le indicaran en el rincón cómo resolver el problema. Si la estrategia fallaba, él, entre golpe y golpe, inventaba otra”. El muchacho en lugar de abrir surcos prefirió abrirse un camino con sus puños.

Perón con Pascualito Pérez
 

Así ganó la medalla

Pascual Pérez, a los 22 años se iba a convertir en un histórico para el deporte argentino, y sobre todo para Mendoza. En tanto, Cirilo Gil debió ser operado de urgencia de apendicitis y se perdió la competencia.

Pérez en peso mosca comenzaba su actuación olímpica ese 7 de agosto venciendo por nocaut en el primer round al filipino Rex Adolfo, en menos de un minuto. El 10 de agosto enfrentaba a Joe Williams, de Sudáfrica y se imponía por KO en el tercer round. El día 11, por los cuartos de final, quedaban sólo 8 boxeadores, y le ganó a Pierre Bollaert (Bélgica). Los jueces lo daban ganador por puntaje. Las semifinales fueron el 12 de agosto y el rival de Pascualito era Jaen Majdloch, de Checoslovaquia, un rival mucho más alto que el tupungatino. En el último minuto del tercer round el checoslovaco sufrió por los golpes de Pérez, que lo dejaron sangrando por la nariz y la boca. Ganó por puntos.

En la otra semifinal el italiano Spartaco Bandinelli vencía a Nan Su-An (Corea del Sur) y entraba a la final. Bandinelli, nacido en Roma el 27 de marzo de 1921, era considerado favorito contra el mendocino de 22 años. Estuvieron frente a frente el 13 de agosto, con el italiano vestido con pantalón y camiseta oscuras y el argentino, de blanco. En el primer round no se sacaron ventajas, en el segundo Pascualito pudo meter más golpes por su velocidad y se defendió por su capacidad en los bloqueos. En la tercera vuelta los golpes de Pascualito llegaron seguido a la cara de Bandinelli (peleaban sin protector) y no hubo dudas en los jurados. 

Pascual Pérez se transformaba en un ícono del deporte mendocino porque es la medalla de oro olímpica de la historia. El periodista Félix Frascara decía en su comentario para El Gráfico. “Pascual Pérez ha ido escalando peldaño a peldaño este camino hacia la fama: mendocino, fue primero campeón de su ciudad, de su provincia luego; más tarde y en breve lapso campeón argentino, rioplatense y latinoamericano, todo en peso mosca. Su rotunda eficacia afinca principalmente en el notable sentido de tiempo y distancia, sincronizados a la perfección. Luego, es agresivo, de pegada sumamente fuerte en proporción a su peso, y desarrolla todos sus recursos en plena velocidad, sin perder la línea. Podríamos afirmar que ha sido el mejor boxeador del equipo argentino y uno de los mejores estilistas del torneo”.

El peso pesado Rafael Iglesias, ese mismo día, se colgaba otra medalla de oro para Argentina al vencer al sueco Gunnar Nilsson. Mientras Mauro Cía obtenía la medalla de bronce al ganarle al australiano Adrián Holmes, en tiempos en donde combatían los dos perdedores de semifinales por el bronce.

También Argentina se traía tres medallas de plata: Noemí Simonetto en salto en largo; Carlos Enrique Sáenz Valiente en tiro en la especialidad de 25 metros con pistola rápida (22 mm), y la otra plata fue en vela por equipo.

Perón con Pascualito Pérez
 

Perón con los brazos abiertos

Al regreso de la delegación fue recibida por el propio presidente Perón. Los deportistas que ganaron medallas y diplomas fueron premiados con casas. A Pascual Pérez y Eusebio Guiñez se las dieron en la Sexta Sección, en la calle Jorge A. Calle, en dos esquinas. También a Pascualito le dieron trabajo en la Legislatura, como ordenanza.

El apego de Pérez con el gobierno nacional era muy grande: “Al General y a la señora Eva les voy a agradecer toda la vida”. Y también Perón le obsequió un auto marca De Soto modelo 1951, que el dictador español Franco le había regalado a Eva. 

Continuó peleando como amateur y quería llegar a los Juegos de Helsinski 1952 para ganar otra medalla. Pero no pudo pasar la clasificación para representar a Argentina, en una pelea con fallo dudoso.

Debut como profesional


 Se terminaba la etapa amateur en donde realizó 125 combates. Se hizo profesional en diciembre de 1952 en donde encadenó 18 nocauts consecutivos. Invicto con 23 peleas y gracias al apoyo de Perón, tuvo la oportunidad de combatir frente al campeón mundial, el japonés Yoshio Shirai, que no expuso el título, en el Luna Park. Fue empate el 24/7/1954 y se ganó el respeto y la ocasión de pelear por el título, pero en Japón.

El 26 de noviembre de 1954 el hombre mendocino de 1,50 metros de altura, que no superaba los 50 kilos, ganaba en fallo unánime por puntos la corona mundial de peso mosca. “Cumplí mi General” le dijo Pascualito al presidente de la Nación.

Perón con Pascualito Pérez
 

El pequeño campeón mundial de peso mosca dominaba la categoría en tiempos en donde había un solo un campeón por división (Asociación Mundial de Boxeo). Pascualito peleaba muy seguido y en 1956 entre defensas y peleas sin exponer el cinturón hizo nada menos que ¡12 combates!, ganando todos. Peleó en el estadio de San Lorenzo ante el galés Dai Dower (frente a 80 mil personas), en la cancha de Boca contra el español Young Martín, ante otra multitud. En 1958 decidió ir a radicarse a República Dominicana para tener peleas en Centroamérica con bolsas más grandes.

El 15 de diciembre de 1958, el boxeador mendocino le ganó en Manila, Filipinas, al local Dommy Ursúa por puntos ante una concurrencia de 45.000 personas. Era la 7ª defensa del peso mosca nacido en Tupungato. Al pequeño boxeador mendocino de 32 años, 49,800 kilos y 1,50 metros de altura no lo perturbaron la multitud ni los gritos de la gente. Pascualito no tuvo miedo escénico y mantuvo su invicto de 47 peleas, con 46 ganadas (36 por nocaut) y un empate.

A Pascualito le dieron 40.000 dólares y al local sólo 4.000. Esa vez, Pérez no dedicó públicamente su triunfo al ex presidente Juan Domingo Perón, exiliado en República Dominicana. Se comunicó por privado por teléfono desde el hotel para decirle el resultado de la pelea y además le transfirió todo el dinero que había recibido. El muchacho peronista era fiel a su líder político, que en 1955 había sido derrocado por los militares.  Una acción que pintaba de cuerpo entero al gran Pascualito que nunca olvidó a los que lo ayudaron.

Perón con Pascualito Pérez
 

 El campeón Pascualito Pérez era casado con Herminia Amalia Fert (falleció en 2014) y tuvo a Pascual Pérez (nació en Mendoza en 1951) y a Miguel Ángel (nació en 1952). Hace unos años Pascual Pérez -hijo- (un peluquero de 72 años que vive en Ostende, Provincia de Buenos Aires) aseveró la historia: “Sí, mi viejo le daba las bolsas a Perón. Yo tenía 6 años cuando nos fuimos a República Dominicana, mi viejo estaba muy identificado con Perón y nos tuvimos que ir por culpa de la Revolución Libertadora (se produjo en 1955 y derrocaron al gobierno democrático de Perón). Vivimos en el Hotel Paz y luego nos mudamos a una casita, éramos vecinos de Perón, mi viejo decía: 'Soy amigo de Perón'”.

“Mi viejo era muy agradecido al General y por eso le retribuía con dinero. Le daba la plata de las bolsas a Perón, porque Jorge Antonio no le mandaba el dinero de Argentina. No tenían plata ni para alquilar la quinta en la que vivían. Era el tiempo en el que estaban en el grupo Américo Barrios, Roberto Galán…”. Perón vivía con Isabel Martínez, que después llegó a ser presidenta de Argentina. Recordamos que Eva Duarte de Perón murió en 1952.

Y cuenta Pascual hijo: “Vivimos un tiempo con Perón en Santo Domingo. Yo jugaba con los caniches que tenían Isabelita y el General. Fueron más de dos años. Yo fui a dos colegios allá. Mi papá hizo varias peleas por esa zona en Filipinas, Venezuela, Dominicana”.
“Mi padre -recuerda- fue una persona muy buena y nunca le importó demasiado el dinero. Veía a unos chicos pobres, se metía en una panadería y les compraba de todo para comer. Perón le aconsejó que comprara terrenos, que nunca se iban a desvalorizar. Le hizo caso, pero después nunca pagó los impuestos. Una vez fue a reclamar unos campos en Córdoba y a la provincia de Buenos Aires, y ya se los habían embargado”.

Y el periodista Adrián Michelena, en una nota de Página 12, menciona también frases de P. Pérez (h): “Yo también en algo me parezco porque los campos en donde había nacido mi viejo se los vendieron a unos suecos en Tupungato. Cuando esa gente preguntó de los atractivos turísticos de la zona le dijeron que allí había nacido el campeón olímpico y mundial Pascual Pérez. Se conectaron conmigo y me ofrecieron 50.000 dólares para llevar los restos de mi papá y hacer una especie de santuario en el lugar. No agarré viaje”.

Aclaró: “En la casa de Mendoza vive mi tío Eduardo, hermano de Pascual”. Y Eduardo Pérez -hijo- y sobrino de Pascual contó¬: “Mi tío venía todos los años a visitarnos en Mendoza, pero en 1974 decidió llevarse la mayoría de los trofeos”. Juan Bautista Yofre, autor de “Puerta de Hierro”, revela con documentos y originales manuscritos, que fue recién a fines del 58, cuando Perón comenzó a cobrar el pacto de Caracas -acuerdo que hizo con el presidente Frondizi- para pagar sus gastos y los de su gente. Fueron cinco pagos de 100 mil dólares.

El 16 de enero de 1959 en Tokio, Pascual Pérez perdió su primera pelea en el profesionalismo, contra Sadao Yaoita, en un combate en el que no estaba en juego el título mundial. Hasta ese momento, en ocho años de carrera profesional, Pérez llevaba un récord invicto, con 51 combates ganados, de ellos 37 por nocaut y un empate. Pérez le una oportunidad a Yaoita por el título, el 5 de noviembre de ese año, Pascualito lo superó por nocaut, a los 33 años.

En 1960 perdió el título en Tailandia ante el local Pone Kingpetch que le dio revancha y lo volvió a superar. Pascualito había realizado 9 defensas como campeón y tuvo 12 peleas por el título. Comenzaba una etapa con muchos combates (hizo 13 en 1961) para lograr bolsas que le permitieran vivir. Llegaría su ocaso y de las últimas peleas 6 peleas perdió 4. La última en Panamá, el 15 de marzo de 1964, cuando se retiró. Cerró una etapa profesional con 92 peleas, de las que ganó 84 (57 nocauts), perdió 7 y empató 1. En el momento de la muerte del boxeador, a los 50 años, (22 de enero de 1977) estaba separado de su primera esposa y tenía otra pareja (Selva Argentina Céliz).

Y el hijo contó: “Con la vuelta de la democracia en 1973, le dieron trabajo en el Ministerio de Desarrollo Social. También tenía un puesto de panadería en Once. No murió en la pobreza como dicen”. El divorcio, los juicios, las malas inversiones dejaron al gran Pascual Pérez viviendo con su sueldo de ordenanza en el Ministerio de Desarrollo Social y después con lo que le dejaba la panadería en el andén 2 del Ferrocarril Sarmiento, en la estación Once. 

Perón con Pascualito Pérez
 

Pascualito murió el sábado 22 de enero de 1977, en la Clínica Cormillot de la Capital Federal, debido a “insuficiencia hepatorrenal”, según consta con la firma del doctor Alerto Cormillot.

Desde 1995 su nombre figura en el Salón de la Fama del boxeo en Canastota, Nueva York. Están también Nicolino Locche, Carlos Monzón, Víctor Galíndez, el promotor Tito Lectoure y el mánager Amilcar Brusa. En 2017 la Asociación Mundial de Boxeo (AMB) confeccionó una lista con los mejores boxeadores de la historia, y allí entró el nombre de Pascualito y Monzón.

El estadio de la Federación Mendocina de Box lleva el nombre de Pascual Pérez, erigieron una estatua en el Paseo de la Gloria, en la Costanera de la Ciudad de Buenos Aires en 2015. 

El hombre que no llegaba al metro con cincuenta, que pesó unos gramos menos de 50 kilos y murió con escasos 50 años, siempre dijo orgulloso: “Yo fui amigo de Perón”. Tan amigo que hasta le dio todo lo que había ganado en una pelea. 
 

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