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HISTORIAS DE ACÁ

Hugo Rodríguez: Poniendo la vida en foco y haciendo clic

Está cerca de los 82 años. En 1966 nació su pasión por la fotografía y desde ahí construyó toda una vida. Es uno de los históricos fotógrafos y camarógrafos de la zona Este de Mendoza y con su lente registró la vida social y hechos históricos de la región.

Hugo "Beto" Rodríguez

“La emoción y la alegría que se siente cuando uno tira un papel en una fuente reveladora y aparece una imagen, es tremenda. Uno ve cómo va naciendo esa imagen que va a quedar para siempre”, dice Hugo, por más que haga mucho que los laboratorios fotográficos son un recuerdo. Pero en la memoria de este emblema de la fotografía de la zona Este, ese instante glorioso cuando la magia se producía, aún es un momento vivo, intenso, casi presente.

Está sentado en su histórico negocio de la Avenida Mitre, en Junín. Durante la charla se va a emocionar varias veces cuando recuerde el pasado, pero también cuando repase todo lo que logró construir en torno a su oficio, especialmente una familia que lo acompaña siempre y en todo. Este negocio fue, en su origen, el baño de la casa de los padres de Hugo. “Ahí hice los primeros trabajos de revelado, por las noche. Cuando todos se acostaban y me ponía a revelar. Tapaba la puerta y la ventana con frazadas, para que no se filtrara nada de luz, y trabajaba toda la noche. Más de una vez me quedé dormido trabajando. Incluso me caí alguna vez sobre las fuentes del revelador...”.

Hugo "Beto" Rodríguez
Hugo y su eterna compañera de aventuras

Hugo Rodríguez nació en Junín y también en Junín había nacido su padre, Gregorio Rodríguez, trabajador de Vialidad Provincial. La madre de Hugo, Rosario del Carmen Cruzatti, era oriunda de Barriales e hija de Juan Cruzatti, un viejo tonelero de la bodega Carlos González Videla. Fue el segundo de cuatro hermanos, tres varones y una mujer e hizo el servicio militar en la 4ta Brigada Aérea. Allí, en la compañía de Servicios, se hizo amigo de un compañero que cumplía la función de fotógrafo de la compañía. “Se llamaba José Canesa, un gran fotógrafo de Guaymallén, que un día me llevó a
conocer el laboratorio donde hacía el revelado”.

Pero la pasión comenzó un poco después. “Encontré en una revista que tenía un aviso de un curso de fotografía”. Era un curso por correspondencia de la Escuela Fotográfica Sudamericana. Fue un curso extenso, exigente y completo. “Mi primera cámara fue una Halina de 35 milímetros. La primera fiesta social que hice fue el casamiento de mi hermano. Así empecé. Yo tendría unos 25 o 26 años”, cuenta Hugo.

Hugo "Beto" Rodríguez
Hugo en los años 80 en su estudio 

Se reconoce un fotógrafo de sociales, esa especialidad de la fotografía que algunos desprecian, pero que a los que la ejercen con talento les permite
destacarse, logrando tomas magníficas. “Me encantó la parte social. Los enlaces (casamientos), cumpleaños de 15…, empecé así. Para mi tenía más valor que me dijeran que el trabajo estaba bien hecho al dinero que me pagaban. Era una satisfacción muy grande”, cuenta. “Después empecé a hacer fotos en las escuelas. Lo que más se vendía era el primer grado inicial y el sexto, que era el último”.

Ahora sí, la pasión se había despertado y no se apagaría más. “Me gustaba tanto, que iba a la ciudad de Mendoza y me compraba todas las revistas de fotografía que encontraba. Había una que se llamaba Foto Mundo, una revista española, pero mi pasión no tenía límites”. Además, Hugo era una esponja de absorber conocimientos. “Un muchacho amigo, que había estado en Nueva York, me enseñó mucho de laboratorio.

Medio en serio y medio en broma, me decía que las fotos movidas había que entregarlas de noche, para que no se notara tanto”, recuerda, riéndose. Hugo reconoce que “tuve una gran aceptación en el campo social porque fui uno de los primeros que empezó a trabajar contraluz. Antes a todos se los hacía poner que les diera el sol de frente. Yo empecé a hacerlo al revés, con un ayudante que me ponía un cartón que le daba sombra al lente. Esto fue un éxito y empecé a tener muchos clientes. Todo el mundo me daba trabajo.Tenían que reservar dos o tres meses antes”

Hugo fue un obsesivo con su tarea. “Me iba una hora antes al sitio donde había que hacer el trabajo, para ver por donde entraba la luz. Estudiaba el lugar. Me gustaba llegar bien temprano a la iglesia y ver eso. En las fiestas estudiaba, por ejemplo, con que mano el novio iba a hacer el brindis, para que no me tapara la toma, siempre buscando los mejores ángulos”. Es que, hay que recordar que todo debía ser captado y perfecto con un solo disparo. No había revancha. Después llegó la foto color, hacia fines de la década del 60. “Fue una revolución. Al principio no había laboratorios en Mendoza y había que mandar los rollos a Buenos Aires y las ampliaciones se hacían en Panamá”.

Después salió el video. “Hice cursos de filmación y empecé con el video. Tuve la primera filmadora que hubo en Junín. Un gran director de cine de Junín, Andrés Azor. Me ayudó mucho y empecé con los videos”. Este también iba a ser para Hugo la apertura a un nuevo rubro: La televisión. “Llegó la televisión por cable a Junín. Los que montaron todo se enteraron que yo filmaba, y me ofrecieron el canal local. Hacer notas. Empecé con un sobrino, que me ayudaba, y comenzamos a buscar a algún periodista. Un día me cayó un pibe. Yo quería una persona más grande, con más calle. Este era un pibito. Pero tenía una vocación muy grande. Él ya trabajaba en una radio en Rivadavia y, entonces, lo pusimos a prueba. Era Marcelo Ortiz, que fue clave para el trabajo y que no paró de crecer”.

No solo Hugo y Marcelo entrevistaron a todos los presidentes de la democracia, a las figuras del espectáculo que visitaban Mendoza, sino que
también ganaron premios nacionales con sus notas. Pero, aun con este éxito, Hugo Rodríguez nunca dejó de sacar fotos, de priorizar su trabajo original. “Era trabajar día y noche. Era muchísimo trabajo. No sé cómo mi mujer me aguantó tanto”. Y afirma que “le estoy muy agradecido a la vida. Trabajé en lo que realmente me gusta”.

Hay equipo

Hugo está casado con Mirta Teresa Gutiérrez, a quien todos conocen como Chiquita. Se conocieron en un baile de carnaval y no se separaron más. Tienen dos hijos, Hugo y Horacio, que continúan con la tradición familiar.

Anécdotas

“Una vez vino el presidente Carlos Menem y nos fuimos a hacerle una nota para el cable nuestro, que se llamaba Cable Visión Junín. Estaban Canal 9, canal 7, los canales del sur y nosotros, todos esperando. El jefe de prensa de Menem nos empezó a hacer pasar de a uno, para hacer notas individuales con el presidente y nosotros fuimos los primeros a los que hizo pasar. Creo que pensó que éramos Cable Visión de Buenos Aires…”

“Con Marcelo competimos con los noticieros nacionales por cable y ganamos el primer premio con una nota que hicimos en la zona de Giagnoni, contando que la población no podía acceder a la atención en el hospital porque no tenían un micro que los llevara a tiempo y la gente se tenía que quedar a dormir en el hospital para lograr un turno”.

“También ganamos otro premio por una nota con un avión inglés de la Segunda Guerra, un Miles Magister. Su piloto llegó a San Martín para esconderlo, porque querían desguazarlo”. “Yo, lo que quería, era sacar una buena foto. Para mí eso era una satisfacción muy grande. Los domingos trabajaba. Los lunes me dedicaba a limpiar mis equipos, los adoraba, soñaba con equipos nuevos. La fotografía fue algo maravilloso, nunca me cansó”.

“Antes se sacaban las fotos en la iglesia y algunas después, en la fiesta, especialmente en la mesa principal. Yo tenía tanto trabajo que, una vez, hice
siete casamientos en un solo día. Todos fueron en la iglesia de Junín, entonces hice primero todas las fotos en la Iglesia y después fui a las fiestas. Cuando llegué a la última, la pareja ya estaba yendo de luna de miel y tuvieron que volver a vestirse de novios para sacarse las fotos”.

Hugo "Beto" Rodríguez
Hugo, un autodidacta convertido en un maestro y gran profesional 

Imágenes imborrables

“Si, hay algunas fotos que son inolvidables. Me acuerdo de una, un contraluz que le hice a mi hermana, tomando de la mano a una niñita que llevaba una muñeca de trapo. Saqué una mención en un concurso con esa foto. También recuerdo la de un camino con sauces, mientras un hombre viene en bicicleta”.

El mejor premio “Un día mi padre me felicitó. Me dijo: Hijo, sos un gran profesional”.

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